martes, 31 de mayo de 2011

Tres versos. Tres.

¿Te acuerdas?

Una vez escuché unos versos que me recordaron tristemente a ti. Los escribí en un trozo de papel que arranqué de cualquier sitio y lo llevé todo el tiempo en la mano. Esperé hasta el momento de verte y tú, simplemente, no apareciste.

Llegué a casa y seguía llevando aquellos versos en la mano, estaban escritos con la mejor letra que había sido capaz de hacer aquel día, estaba agotada. Busqué una chincheta en algún cajón y lo clavé en mi tablón de corcho.

Y ahí siguen.

Me gusta muchísimo quedarme embobada mirando el corcho. Hay muchos momentos de mi vida ahí reflejados. Me esfuerzo por plasmar todo lo importante en él, para que así, alguna de esas veces que me quedo contemplándolo fijamente pueda sonreír recordando algún momento maravilloso. Y ahora, esos versos que tu mano no cogió jamás, están ahí, clavados.

Ahora, cada vez que miro el tablón, me acuerdo de lo mucho que me recordaron a ti esos versos, de que los aprendí de memoria con sólo escucharlos una vez, de lo mucho que me esforcé en escribir con buena letra, en decorar el papelito con lineas de colores. Ahora, cada vez que vuelvo a recordar esos versos -nunca podré borrarlos de mi memoria- me acuerdo de aquella vez que te busqué y no estuviste. Aquella fue la primera vez, y entonces, todavía no concebía que después, vendrían muchas más.


Tu verdad no, la verdad
y ven conmigo a buscarla.
La tuya, guárdatela. 



Necesito odiarte.

Necesito odiarte.
Si si, lo necesito.
No me apetece nada la verdad.
Odiar a alguien es algo demasiado laborioso.
Enserio, no me apetece nada.

Lo siento, pero lo necesito.
Necesito ver tus fotos y tener ganas de matarte, necesito escuchar tu voz y querer pegarte para que te calles.
Nunca me ha gustado odiar, que yo sepa, no odio a nadie, pero esta vez, lo necesito.
Puede que mi odio no llegue al rango de odio, no creo que sepa odiar y con las pocas ganas que tengo no creo que vaya a aprender de la noche a la mañana. Pero necesito que me caigas mal, al menos, hacer como que te odio.
Necesito no volver a verte cerca de mi, pero te veré, sé que te veré cerca y que el instinto asesino aflorará.
Enserio, necesito odiarte. Necesito echarte la culpa de todo lo que está pasando.

Tu tienes la culpa. Sólo tú.
Y necesito gritar que es así, que tu eres la causante de esto y que te odio por ello.
Puta.
No tuviste suficiente todas las demás veces y has tenido que venir ahora.
Tu sabías que yo ya no te necesitaba, que todo lo que sentí por ti se había acabado, más o menos. Tu sabías que ya no me tenías, que ya no lo aguantaba todo. Y no pudiste soportarlo.
Tentaste a la suerte hace no mucho, y gané.
Y mi victoria fue lo que desencadeno esto ¿no?
No tenías suficiente con todas las demás veces. Necesitabas una última. Una definitiva.
Sabes que mi memoria escasea y no podías soportar que me costara enumerar cada una de las veces que me la jugaste.
Yo nunca he sido rencorosa y parece que tu adoras el rencor. Tu necesitabas que yo te odiara y a mi me eras indiferente.
Y decidiste que esto no podía continuar así.
Decidiste dar el golpe final.
Decidiste hacer lo que hace años sabías que podías hacer y aprovechar mis esperanzas, mi tranquilidad.
Buscaste el momento idóneo.
Me conoces. Me conoces, quizá, mejor de lo que yo pienso. Mejor de lo que tu misma piensas.
Y supiste cuando hacerlo. Supiste cuando.

Te odio. Quiero odiarte. Necesito odiarte.
Esto ha sido rastrero y ruin. La gota que colma el vaso. Esto ha sido el final, el final real. No quiero volver a dirigirte la palabra, ya no. No quiero que me vuelvas a mirar ni que pronuncies mi nombre. No quiero que vuelvas a escuchar a nadie hablar de mi y por supuesto no quiero escuchar hablar de ti. Quiero que desaparezcas, que te esfumes. Quiero olvidar que alguna vez fui completamente tuya. Quiero olvidar lo que todavía hoy recuerdo porque realmente me hirió. Quiero olvidar que existes, que exististe y que existirás.

Cruzo los dedos para que consigas lo que quieres y te vayas de aquí. Adiós.
Me olvidaré de ti. Dejarás de existir y dejará de alimentarte mi odio. Porque del odio es de lo único que se alimenta la gente como tu. Del odio de las victimas, del dolor, del sufrimiento.

Te quiero lejos y ya. Te odio.

Flickr.

Vuelvo a hacerle caso a mi flickr :)
Pasaos y comentad!
http://www.flickr.com/photos/letanavarro/

domingo, 29 de mayo de 2011

Se esfumaron los te quieros.

Que no tenga necesidad ninguna de escribir aquí por lo que ha pasado dice mucho de mi. Dice que soy fuerte, que puedo. Dice que no me doy por vencida y que seguir hacia delante es mucho más que un símbolo con los brazos.
¿Qué si me da pena? Pues sí, como todo. El primer día es para aceptarlo y vale todo, pero a partir de ahí ya no. A partir del primer día hay que seguir pa'lante sin mirar atrás. Y eso hago.
Soy tan poco predecible que ni siquiera yo sé por donde voy a salir. Ayer pensaba que duraría más la pena, que aunque realmente no tuviera razones para sentirla, duraría más. Ya sé que esto es un teatro, que lo que hay en realidad es nada, pero a mi ayer me apetecía ser actriz. Me apetecían las lágrimas forzadas, me apetecía ponerme triste y melancólica y hacerme la victima. Pero eso fue ayer, hoy ya no tengo ganas.
El paripé de ayer estuvo bien, para que negarlo, pero cualquiera que realmente me conozca se dio cuenta de la verdad, de que no era más que un teatrillo porque me apetecía, pero que la realidad era mucho más fría y lógica, la verdad era que no había nada, absolutamente nada. Si me apuras, había algo, pequeño, ínfimo, pero desde luego, bueno.

Y en realidad, todo esto me da rabia. Porque me gustaría poder llorar de verdad, ser victima, me gustaría poder estar una semana llorando sin sentido y no atender a razones, pensar que he perdido a alguien importante, que se me rompiera el corazón y decir que nunca volveré a ser la misma, me gustaría sentirme fatal por algo de lo que no soy responsable y sobretodo, sentir una pena enorme en cada parte de mi cuerpo. Me gustaría, de verdad, pero no puedo. Yo no soy esa. Nunca lo he sido y nunca lo seré, a pesar de que a veces de la sensación de que puedo llegar a serlo. Quizá dentro de unos años, después de unos meses, amando de verdad, pero ahora no, ni de coña.

Nada más que decir, esto se acaba aquí. Ha sido una experiencia interesante y supongo que algo habré aprendido, pero aquí se queda, con todas las promesas y los te quieros, contigo, aquí, lejos.

jueves, 26 de mayo de 2011

Y me sorprendo volviendo a pedir auxilio, porque esta vez si lo necesito.

La paciencia nunca ha sido mi fuerte, siempre he vivido contando minutos, horas, días, semanas... Soy la típica chica que coge un reloj y pasa el tiempo mirándolo, y la verdad es que me parece que pasa una eternidad entre segundo y segundo.
A veces, sólo a veces, cuando la ocasión lo merece, puedo ser bastante paciente. A veces me sorprendo a mi misma siéndolo, tomándome las cosas con tranquilidad, sin agobios, sin prisas, y otras me sugestiono para serlo, me repito mil veces que no pasa nada, que no hay prisa, y así normalmente consigo ser paciente.
Pero la paciencia tiene un límite, y sobretodo, no puedes pasarte la vida esperando un momento, que aunque sabes que está próximo, no sabes cuando será. Es más fácil cuando puedes contar las horas, cuando sabes que está ahí, que va a llegar, cuando puedes ponerle un límite a lo que te está mareando.
Todo el mundo necesita poder contar los días para tener una cierta estabilidad, porque si no lo que más, la estabilidad es de las cosas más importantes que alguien puede tener en esta vida, y cuando te la quitan, duele.

Ya no sé que hacer, no le encuentro ningún sentido a esta situación, no sé si llorar o reír, si seguir equivocándome o ser valiente, tengo demasiado claro lo que quiero como para que tantas dudas te ronden por la cabeza. No soy capaz de soportar esto más, SOCORRO.

·Sólo me tengo miedo a mi misma, un miedo terrible.

lunes, 23 de mayo de 2011

Lo prometido es..

Aquí van un post sobre #spanishrevolution, #acampadacdb y todo esto. Y después de este, muchos más. Pero ahora mismo el tiempo libre es para estar allí, así que ya escribiré..

sábado, 14 de mayo de 2011

Silencio, silencio, silencio.

Después de haber pasado muchas tardes íntegras llorando, aquí o allá, por esto o por lo otro, hoy he descubierto que eso no es lo peor. Llorar horas sin parar es duro y doloroso, tanto psíquica como físicamente, pero nada comparado.

No hay nada que duela más que tener ganas, necesitar pasar la tarde entera llorando y no poder porque hay muchas personas a tu alrededor, porque tiene que parecer que eres feliz para que todo el mundo pueda seguir siendo anímicamente hipócrita. Las lágrimas corretean por tus ojos en cualquier descuido y tienes que hacer peripecias para que nadie lo note. Y hay gente que se da cuenta. Y preguntan. Y tu tienes que inventarte cualquier excusa absurda cuando lo único que quieres decir es ¡Socorro! Parece que esto es lo peor, la parte de fingir, las horas en las que todo gira y tu, aunque estas completamente inmóvil, tienes que hacer como que también te mueves y no descuidarte ni un segundo. No es la peor. La más horrible es volver a casa, intentar dormir y que tu cabeza quiera explotar, que tus ojos estén tan hinchados que ya te cueste ver, que tu cuerpo no te responda. Lo peor es no tener nada que decir. Tener tantas verdades en la cabeza que al agolparse sólo salgan en forma de lágrimas y que las palabras queden mudas. Sin duda, lo peor ha sido no poder pronunciar palabra y decirte que otro día, que todo estaba bien, que no pasaba nada. Lo siento, cada vez que intentaba que saliera una palabra de mis cuerdas vocales, la energía que intentaba utilizar corría hacía mis ojos y me los llenaba de lágrimas, y la voz no aparecía.

No sé si esto me duele por ti o por mi, pero nunca más.

viernes, 13 de mayo de 2011

I have a crush on you.

Miles de ideas se agolpan en mi cabeza de repente; pero siempre hay una que sobresale, siempre hay un centro, algo más importante, siempre hay algunas palabras que serían capaces de borrar a todas las demás de un solo bufido.
Y puedo jurar y perjurar que nunca antes lo había sentido así. Que yo, a las tantas de la madrugada después de un día como hoy, jamás había estado escribiendo, ni aquí ni en ningún sitio. Y menos por alguien.
Desde siempre la palabra alguien me ha parecido repudiable. Y ahora, todavía me lo parece más. Ahora adoro .¡Suena tan bien!... tú, tú, tú.
De tantas cosas que escribiría no escribo ninguna.
Quizá es que sienta muchas que no soy capaz de expresar con palabras, y que puedo expresar otras que simplemente no siento, o de las que no quiero decir nada. A veces no sabes como explicar lo que quieres decir y sabes perfectamente como decir aquello que no quieres mencionar. Problemas de escritores supongo. La inspiración, que viene y va.

Lo que más me llama la atención de mi misma es encontrarme descubriendo día tras día cosas por las que esto es una verdadera locura. Por que lo es. Lo es y lo sé. Y miento cuando digo que eso es lo que más me sorprende, porque lo que realmente me deja con la boca abierta es encontrarme tantas y tantas veces pensando en las diferencias y pensando que no son nada. Pensando que las diferencias, por muchas que sean, nunca serán más grandes que la idea, que las palabras. La idea de la que hablo al principio.
Y es que hoy, sin ir más lejos, en uno de esos momentos de reflexión conmigo misma que a veces tengo, cuando se me pone cara de tonta porque soy muy feliz, mi mente ha pronunciado unas palabras. Otra vez palabras, pero esta vez definían lo que sentía a la perfección. "Esto es lo que quiero".

Hay veces, cada vez menos, que me asusto. Hoy podía haber considerado que las palabras que mi mente decía eran horribles, que estaba confusa, que era causa del poquitín de alcohol que he bebido porque hace mucho que no bebo,... podía haberseme ocurrido cualquier excusa tonta para ocultar lo que de verdad había dicho mi consciente, pero hoy no hay sido así. Hoy me siento feliz y vital por haber pensado eso, ahora siento que está bien, que es digno de alegría y no de llanto.

No sé que me está pasando, no sé que hago o que haces, no sé si es la primavera que la sangre altera o el tiempo que dediqué a no pensar en esto porque era demasiado para ti y para mi, no tengo ni idea. Sólo sé que hace bastante poco no tenía ilusión ni sonrisas, y que ahora ver tu foto supone un cúmulo gigantesco de estas.

La idea que siempre me ronda la cabeza es que te quiero. Cada vez que pienso en ti, en nosotros, en mi, cada vez que mi mente se da cuenta de que estás ahí, cada mañana que me levanto y me doy cuenta de que esto es lo más real que he vivido en mi vida, entonces, un te quiero gigantesco se imprime como por arte de magia en la pizarra de mi pensamiento y nubla cualquier otra idea que quisiera incluir en el esquema. El te quiero se encarga de borrar todo lo que hay cerca, especialmente cuando son malas sensaciones. En lugar de empequeñecer, mi te quiero a decidido acabar con todos los malos pensamientos, ha decidido buscar diez razones ideales por cada razón absurda, aunque en realidad, todas lo son.

Esto es lo más real, bonito, absurdo, estúpido, ideal, romántico, idiota, irreal, perfecto, que he vivido nunca. Te quiero, te quiero, te quiero.

martes, 10 de mayo de 2011

Help.

Tengo tanta rabia dentro que no soy capaz ni de escribir un sujeto y un predicado coordinados. ¿Qué se hace en estos casos? HELP.