lunes, 27 de junio de 2011

Tired. Absolutely tired.

Estoy cansada de intentar solucionar cualquier conflicto que se me ponga por delante. Cansada de callarme y aguantar. Cansada de que nunca sea como yo quiero, como yo sueño que sea.
Yo ya no sé quien soy y quien no. Y tampoco sé que siento, ni que puedo sentir. Yo no sé querer con el freno echado, decía yo hace no mucho. Y ahora es que no sé ni que es querer.
Estoy harta, cansada. Y no es que no tenga más ganas de luchar, que vaya a decir aquí me quedo y punto, es que ya no sé por qué luchar. No sé cual es mi objetivo, no sé que es posible y que es utopía. No sé si mi lucha realmente merece la pena, y si algo hace falta para luchar, es estar convencido de por que y para que se lucha.

Tengo muchísimo miedo, eso también es cierto. Y no es miedo creado ahora, que haya llegado ahora a causa de las miles de situaciones que estoy viviendo a la vez, no. Este miedo reside en mi desde la primera vez que alguien me falló, desde la primera vez que me mintieron, que jugaron conmigo.
Y me he propuesto no ser así, no dar todo por sabido y dejar lugar a las explicaciones, pero también me canso de pedirlas y de darlas sin que nadie las pida. Hay muchas veces en las que hay que dar explicaciones, lo sé y así lo hago, pero también me gusta recibirlas de vez en cuando. Y odio que me mientan. Odio que me digan que no cuando saben que si, y lo peor es que a menudo también saben que yo sé que si, pero nos encanta mentir, a todos. Y lo gracioso es que por muy sincera que tu seas, siempre siempre siempre te mentirán. Aunque no haya razones, aunque sea estúpido mentir, aunque no consigan nada con eso.

Estoy cansada.

Escapar.

Para el mundo que me bajo.
Asquerosamente atrapada en este sentimiento.

Niégalo.

Dime que no. Niegame que lo harías. Niega que me darías la mano y saldrías corriendo. Que lo dejarías todo atrás y correrías como nunca. Todo menos a mi. Porque me quieres, porque nos queremos. Niega que me dirías que me quieres mil veces al día si te dejara. Niega que te quedarías días y días conmigo en una cama sin hacer nada, diciendo tonterías, aburriéndonos y a la vez siendo felices. Niega que me abrazarías cada cuarto de hora, o cada diez minutos, o cada cinco. Niega que vivirías conmigo, que comerías conmigo. Niega que te encantaría crear un futuro, un futuro en el que nunca nos tuviéramos que separar. Niega que lo soy todo, que tu vida no tiene sentido sin mi. Niega que enfadarte conmigo te duele más que nada en el mundo y que lo único que te devuelve la vida es que solucionemos nuestras diferencias. Niega que te encanta no hacer nada siempre que sea junto a mi. Niega que me quieres.

Yo no me atrevería a negarlo. Lo sabes.

Silencio.

Hay palabras que ya no quiero escuchar más.

Tomar las riendas.

Maravilla de paz por silencio perfumada.

Esto no es sobre la paz, sobre el silencio o sobre los perfumes. Esto no va sobre frases de poetas escritas por la ciudad. Esto no va de maravillas, de cosas bonitas. Esto es sobre la vida. Sobre lo puta que es la vida.

Estoy harta de mi misma y eso hace que entre en una espiral que nunca termina, estoy harta de sentirme mal por cosas que no son tan importantes y de sobrellevar las cosas que si que lo son. Me gustaría que me quitaran el sueño otras cosas, pero, esto es lo que hay, me guste o no.
¿Qué voy a hacer? Intentar tomar las riendas. Las riendas de mi vida. Aunque es difícil, que lo es. Aunque es duro, que también lo es. Pero es que no puedo más. Es que llevo ya mucho tiempo sin cogerlas, sin pensar en lo correcto, guiándome por las emociones, por los instintos y no por la cabeza. Necesito encontrar la manera de volver, de situarme en un punto alto y visualizar toda mi vida, de dedicarle el tiempo necesario a cada aspecto, sin que sobre y sin que falte. Y tomar las riendas puede que signifique tomar decisiones arriesgadas, decisiones de las que nunca voy a estar segura. Decisiones duras al fin y al cabo.
No voy a dejar que esto siga por donde va. No voy a dejar que la gente siga aprovechándose de mi despiste, de mi tranquilidad, de mi falta de atención a mi propia vida.

Ya no tiemblo de frío ni me arden las entrañas. Ahora simplemente me siento vacía, llena de nada. Ya ni siquiera tengo ganas de luchar. Sólo aspiro a dormir por la noche, a que se me pase el mareo, a poder caminar por la calle sabiendo donde estoy. Sólo quiero deshacerme de lo absurdo e incoherente. Quiero ser quien fui, perdonarme a mi misma. Sobretodo eso, perdonarme. Estar enfadado con cualquiera es doloroso, cansa y da mucho la lata, pero estar enfadado contigo mismo es lo peor que te puede pasar. Tengo que perdonarme por todos los errores, prometerme que voy a aprender y a tenerlos en cuenta. Tengo que permitirme ser feliz, dejarme descansar y no vivir siempre alerta.

Y por favor, ya que te he dado lo que querías, déjame en paz. No vuelvas a sonreírme porque estoy cansada de la gente falsa como tu. Desear el mal ajeno sólo provoca el mal propio, y sino, tiempo al tiempo.

jueves, 23 de junio de 2011

Calor sofocante.

Siento como si me ahogara, como si una cuerda rodeara mi cuello muy fuerte sin que mi piel pudiera ni siquiera notarlo, como si el mar me aprisionara contra las rocas, como si no hubiera suficiente oxigeno. Me escuecen los ojos, me escuecen de esa manera que sólo se entiende cuando se siente, me escuecen como escuecen las quemaduras. Y las manos me arden. Siento como si fueran a salir chorros de sangre de ellas y me asusta ver que sólo son imaginaciones mías. 
No quiero pensar más. No quiero llorar más. No quiero darle vueltas a la misma idea hasta que yo misma me maree. ¡Quiero ser feliz! Quiero sonreír por la calle y no caerme frente a una piedrecita. Quiero ser la que vive y no la que muere. Quiero estar siempre alegre, no quiero caer. 
Pero también quiero dejar de imaginar, de creer lo que no es. Quiero no saber lo que ocurre incluso antes de que ocurra, quiero creer lo que me dicen y no saber que me mienten, que todo el mundo miente. 
Quiero volver al pasado y decir "no, yo me voy con los demás". 

23-06-2011

Me siento como si fuera a vomitar lágrimas de un momento a otro.
Mi mente está atrapada en un bucle del que difícilmente va a salir.
Me vuelvo a sentir estafada por mi misma.

¡FELIZ NOCHE DE SAN JUAN!

jueves, 16 de junio de 2011

Desaparece.

- No me parece bien ¿sabes? Que me juzgues por esto. No lo veo lógico.
- Pero es que...
- Joder, pero es que nada. Es que yo no soy la que decide, es que yo que sé... no funciona así, no es tan fácil como crees. Y no, no me mires con esa cara. Deberías saberlo. ¿A ti nunca te ha pasado?
- Pse.
- ¿Pues entonces? A mi me pasa igual. Entiéndelo ¿no?
- Es que no puede ser, no puede ser.
- Pero a ver, que esto no lo tienes que permitir, no tienes que dar tu opinión, ni siquiera hace falta que lo aceptes. Es lo que es, te guste o no.
- Ves... ya estas otra vez. Eres una cabezota, eso es lo que pasa. En realidad, eso es lo único que pasa. Las cosas son como son y punto, porque tu lo dices, y yo lo tengo que acatar.
- Pero ¿qué dices? ¿qué dices de acatar y de que yo digo qué? ¿estás loco o que te pasa?
- Y cuando no lo acato me llamas loco. Típico.
- Es que no me parece normal joder. ¿Cómo coño te vas a enfadar por eso? ¿Cómo me vas a juzgar por algo que no es decisión mía? A mi tampoco me hace ni puta gracia ¿sabes? Yo preferiría estar tomando el sol tirada en el césped de la piscina de cualquier tío que pasara por delante de mis narices, y punto. Y estoy aquí, como una idiota.
- Estas aquí por que quieres.
- Joder, joder. ¿Entiendes el español o qué? Te he dicho ya mil veces que esto no se trata de lo que yo quiera ni de lo que tu quieras. Que esto es así y punto. Y que no hay más que hablar.
- Y, entonces... ¿qué hacemos aquí hablando?
- Pues, sinceramente, no lo sé. No sé porque soy tan sumamente idiota de venir aquí a explicarte las cosas y a esperar que las entiendas, porque joder, si nunca las has entendido, tampoco las vas a entender ahora.
- Tía pues te olvidas y punto.
- Me voy. Me voy de aquí. Cuando dejes de juzgarme por ser tan idiota de enamorarme de ti... no me llames. No quiero volver a saber nada de ti, ¿me oyes? Nada. Desaparece joder, desaparece.

The truth.

Sólo se puede odiar verdaderamente a quien has querido verdaderamente.

miércoles, 15 de junio de 2011

¿Cómo dices que se llama? ¿Mar?

Desde siempre me ha sorprendido la cara de asombro y de alegría que se le pone a la gente del interior cuando van a la playa, cuando ven el mar. Me sorprenden las ganas, la energía que tienen para preparar cualquier cosa, por loca que sea, con tal de tocar la arena y tostarse bajo el sol en una superficie que no sea de hormigón.

Supongo que crecer cerca del mar te hace sentir diferente, entender las cosas de distinta manera. Poder ver siempre que quieras una masa enorme de agua, poder hacerla tuya, poder zambullirte en ella, poder sentir el mar, la arena, la sal en tus labios,... siempre que lo necesites. Tener cerca el mar te da la estabilidad que nada más puede darte, nada te da su calma, su armonía con el mundo.

Quizá realmente te hace diferente ver el mar cada mañana, que esté ahí, contigo, siempre. Quizá sea lo que me falte, la única parcela de mi vida que aún no poseo. Quizá lo necesite más de lo que pienso. 

domingo, 12 de junio de 2011

Sigue intentándolo.


Me siento exactamente como no querías que me sintiera. Soy FELIZ.


·Mírame, soy feliz, tu juego me ha dejado así.  

viernes, 3 de junio de 2011

Sólo tengo miedo a mi.

Polos.

¿Qué quieres? 
¿Qué coño quieres? 
Por favor, vete. 
Por favor, quédate. 
Decide, y actúa en consecuencia.
Déjame volver. Suéltame. 
Ayúdate, ¿derecha o izquierda?
Decide si quieres mi brazo o mi pierna, mi mano o mi pie.
Búscame.
Olvidame. 
Dime que me buscas.
Dime que no sabes quien soy.
Miente. Di la verdad.
Apuesta y gana.
No apuestes. Pierde.
Piensa en ti. 
Piensa en mi.
Jamás hables en plural.
Piensa en nosotros.
Sé fiel.
Sé infiel.
Sé lo que quieras ser.
Vete cerca.
Quédate lejos.
Recuerda ayer.
Cree en mañana.
No disfrutes de hoy.
Vive cada segundo.
Quiéreme.
Ódiame profundamente. 
Trátame bien.
Vuélveme loca. 
Fuera.
Ven.

Si tu me dices ven lo dejo todo, pero dime VEN.



No puedo vivir sin ti.
Si puedes.
Si, pero no quiero



-¿Acaso te preguntó alguna vez por lo que  realmente querías? Igual que te metió en esto, te sacó.
-Y así me sentí. Muñeca de trapo.