jueves, 26 de mayo de 2011

Y me sorprendo volviendo a pedir auxilio, porque esta vez si lo necesito.

La paciencia nunca ha sido mi fuerte, siempre he vivido contando minutos, horas, días, semanas... Soy la típica chica que coge un reloj y pasa el tiempo mirándolo, y la verdad es que me parece que pasa una eternidad entre segundo y segundo.
A veces, sólo a veces, cuando la ocasión lo merece, puedo ser bastante paciente. A veces me sorprendo a mi misma siéndolo, tomándome las cosas con tranquilidad, sin agobios, sin prisas, y otras me sugestiono para serlo, me repito mil veces que no pasa nada, que no hay prisa, y así normalmente consigo ser paciente.
Pero la paciencia tiene un límite, y sobretodo, no puedes pasarte la vida esperando un momento, que aunque sabes que está próximo, no sabes cuando será. Es más fácil cuando puedes contar las horas, cuando sabes que está ahí, que va a llegar, cuando puedes ponerle un límite a lo que te está mareando.
Todo el mundo necesita poder contar los días para tener una cierta estabilidad, porque si no lo que más, la estabilidad es de las cosas más importantes que alguien puede tener en esta vida, y cuando te la quitan, duele.

Ya no sé que hacer, no le encuentro ningún sentido a esta situación, no sé si llorar o reír, si seguir equivocándome o ser valiente, tengo demasiado claro lo que quiero como para que tantas dudas te ronden por la cabeza. No soy capaz de soportar esto más, SOCORRO.

·Sólo me tengo miedo a mi misma, un miedo terrible.

No hay comentarios:

Publicar un comentario