viernes, 18 de noviembre de 2011

La inmensidad que separa

Odio los límites. Odio el "por qué te quiero en 65 palabras". Odio que me digan hasta donde, hasta cuando. A veces odio también que me expliquen cómo, porque quiero ser libre, quiero crear a mi antojo, quiero imaginar y ser creativa. Odio tener que explicar por qué quiero a alguien en pocas palabras, pues el amor es algo tan grande que no tiene ningún límite, algo que no se puede expresar con palabras, algo que va mucho más allá de cualquier montón de palabras, de absolutamente cualquier montón, ya sea de dos o de un billón. Odio que me paren, que me aprieten, odio que me pongan contra las cuerdas y que no me salga ya la voz para gritar bien fuerte. Odio el ruido alto que hace que mi voz no exista, odio el vacío por el que mi voz no avanza. Odio la sordera la gente que no aprecia la música, que no se da cuenta de lo que tiene, que no la valora. Odio que me digan que yo no puedo, porque cualquiera puede lograr lo que se proponga y lo creo ciegamente. Odio que me pongan muros, vallas, aspersores que no me dejen pasar sin mojarme, odio que me separe un mar, un océano, hasta un río me parece lo más demencial si se trata de separar personas, de poner barreras. Odio todo lo que no me deje correr, gritar, ser libre en todos los aspectos en los que sé que puedo serlo y odio lo que no me deja conocer el resto de cosas que me hacen libre y a las que tengo derecho. Odio la inmensidad que separa y la estrechura que agobia. Odio no ser quien quiero ser en cada momento, las metas absurdas y los polos opuestos que se repelen, porque a mi ¡los polos opuestos me encantan! Odio las tradiciones, lo que debe ser así, lo preestablecido, lo banal, lo que no lleva a nada y cuesta todo. Odio sentirme acorralada por mis propios miedos, odio que me agobien hasta una puerta o una ventana cerrada. Odio que no me guste el frío porque me aprisiona en casa en invierno, odio el instinto, odio todo lo que no sale de mi a conciencia. Odio absolutamente todas las cosas negables, pues la negación nunca lleva a nada. Odio no ser capaz de poner en positivo cada renglón de este texto y no ser capaz de hacerlo con cada paso que doy en la vida. Odio sentirme aprisionada por mis odios y que estos no me dejen no pensar y seguir hacia adelante.


Odio odiar.

lunes, 14 de noviembre de 2011

Ei, no es que ya pase de esto eh.. es que me he "mudado" temporalmente a Ni siquiera tú ni yo porque tengo muy poquito tiempo y ese blog es más fácil de llevar. Ya volveré por aquí para cosas más largas, pero por ahora, suele haber al menos unas fotos cada semana en el otro blog :)

Por cierto, he colgado algunas fotos en VioletaConB de las vacaciones de verano (ya se que llego un poco tarde, pero en fin...), ya iré comentando la ropa y eso.

BESSSSSOS!