miércoles, 15 de junio de 2011

¿Cómo dices que se llama? ¿Mar?

Desde siempre me ha sorprendido la cara de asombro y de alegría que se le pone a la gente del interior cuando van a la playa, cuando ven el mar. Me sorprenden las ganas, la energía que tienen para preparar cualquier cosa, por loca que sea, con tal de tocar la arena y tostarse bajo el sol en una superficie que no sea de hormigón.

Supongo que crecer cerca del mar te hace sentir diferente, entender las cosas de distinta manera. Poder ver siempre que quieras una masa enorme de agua, poder hacerla tuya, poder zambullirte en ella, poder sentir el mar, la arena, la sal en tus labios,... siempre que lo necesites. Tener cerca el mar te da la estabilidad que nada más puede darte, nada te da su calma, su armonía con el mundo.

Quizá realmente te hace diferente ver el mar cada mañana, que esté ahí, contigo, siempre. Quizá sea lo que me falte, la única parcela de mi vida que aún no poseo. Quizá lo necesite más de lo que pienso. 

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