jueves, 23 de junio de 2011

Calor sofocante.

Siento como si me ahogara, como si una cuerda rodeara mi cuello muy fuerte sin que mi piel pudiera ni siquiera notarlo, como si el mar me aprisionara contra las rocas, como si no hubiera suficiente oxigeno. Me escuecen los ojos, me escuecen de esa manera que sólo se entiende cuando se siente, me escuecen como escuecen las quemaduras. Y las manos me arden. Siento como si fueran a salir chorros de sangre de ellas y me asusta ver que sólo son imaginaciones mías. 
No quiero pensar más. No quiero llorar más. No quiero darle vueltas a la misma idea hasta que yo misma me maree. ¡Quiero ser feliz! Quiero sonreír por la calle y no caerme frente a una piedrecita. Quiero ser la que vive y no la que muere. Quiero estar siempre alegre, no quiero caer. 
Pero también quiero dejar de imaginar, de creer lo que no es. Quiero no saber lo que ocurre incluso antes de que ocurra, quiero creer lo que me dicen y no saber que me mienten, que todo el mundo miente. 
Quiero volver al pasado y decir "no, yo me voy con los demás". 

No hay comentarios:

Publicar un comentario