lunes, 25 de abril de 2011

Ilusa, confiada, idiota.

Acabo de escribir largo y tendido sobre esto, es más, incluso había publicado un fragmento de lo que quería escribir aquí, pero lo he borrado. Estas son las veces que peor lo paso, cuando ni siquiera me salen las palabras para definir como estoy y así al menos desahogarme. No tengo ni idea de que escribir y todo lo que escribo me parece horrible y para nada digno de lo que siento, así que me limito a borrarlo todo y a creerme más inútil cada vez. Inútil, inútil. A menudo me definen esas tres sílabas. I-nú-til, suena melódico en mi cabeza.
Estoy mal, esa es la verdad. El porqué es algo más complicado. Es una estupidez. Es mi culpa. Pero que lo sea no hace que me duela menos o que esté bien, es más, creo que hace que esté peor, que me sienta todavía más mal por ello, porque sé que es mi error. Soy una confiada, una ilusa. Llevo toda la vida siéndolo y no veo fácil cambiar, no voy a cambiar, no ahora. Y sigo mal. Sigo dando vueltas a las mismas palabras en mi cabeza, veo mi imagen diciendo lo que hoy son estupideces, y me siento una idiota, una completa idiota por creer lo que no es creíble y por confiar en quien no debía. No sé como voy a seguir con esto. Lo que ayer funcionaba bien hoy ni siquiera recuerda que funcionaba. Estoy asustada, y tengo frío. Frío del que se te mete en el cuerpo y ya no sale. Frío en la carne, en los huesos, en el pensamiento. Todo se ha llenado de frío de repente, y todo todo todo por mi, por ser como soy, por ser quien soy. Y sigo sin tener ni idea de como seguir, de como voy a levantar la mirada del suelo y sonreír otra vez.

·No tengo ni la más remota idea de que siento, pero tampoco sé que quiero sentir y eso es lo que más me aturde.

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